Como ciencia, como método, como
eje de control social solo tiene un fin último: engañar, o sea disfrazar sus
verdaderas intenciones, disimular, distraer, mentir, acumular con avaricia o
codicia, caiga quien caiga y asumiendo riesgos extremos.
Pese a la estupidez de sus
maniobras insensatas, siempre compensa más la maldad, el ir a la contra, nunca
cooperar o remar en la misma dirección. Es absolutamente imposible que tanto
movimiento de capital, tanta especulación financiera globalizada no se base en
el fondo en un gran fraude, una estafa apoyada con trampas legales que
persisten desde tiempos pasados. No es sostenible que menos del 10% de la
población (Los ricos o sus representantes) manejen a su antojo el 90% del
capital del planeta y sin apenas ningún tipo de control por parte ni de los
estados ni de la sociedad hacia ellos, Año tras año las herramientas que usan
estos hipermillonarios son cada vez más sofisticadas y el resto de los ciudadanos
(nosotros) seguimos siendo igual de incautos, de estúpidos creyendo sus
mentiras y aplaudiendo sus explicaciones zafias y cicateras. Toda economía que
no signifique una cierta distribución o reparto de la riqueza disponible es una
gran estafa. No lo olvidemos.
Félix
Menkar. Enero 2011
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