“El silencio
puede llegar a ser delito”
Federico Mayor Zaragoza
Ante la deriva
conceptual de nuestro tiempo, que sufre el proceso de sustitución de los valores
universales por las leyes del libre mercado y mientras las asimetrías siguen
creciendo, sería urgente la aparición de algún tipo de clamor o reacción lo
suficientemente intenso como para corregir las negras perspectivas que se ciernen en el inmediato futuro. Este
clamor debería ser recogido a nivel social europeo y serviría para dejar claro
que hay alternativas a los procesos arbitrarios, militares, económicos o
culturales del viejo sistema norteamericano.
Se hace preciso
retomar temas claves a nivel planetario, que se han dejado de abordar como concesión
a preceptos o urgencias estratégicas, militares o tecnológicas. Algunos de
ellos y muy relevantes podrían ser: las consecuencias colaterales de la
globalización, los desequilibrios por la deslocalizaciones, los desafíos del
crecimiento desmesurado de China e India y la existencia aún de regímenes dictatoriales
que ignoramos por intereses y beneficios económicos.
Podemos seguir
sin afrontar estas cuestiones y otras similares, podemos seguir con la desidia
criminal de no querer saber cuántos miles de millones de dólares se gasta el
primer mundo en fabricar y vender armas para seguir manteniendo una parte del
planeta en una guerra continua. Podemos plantearnos ¿a quién pertenece África?,
al parecer ahora también son los chinos quienes la estan sangrando o bien donde
acaban los ingentes beneficios por la explotación sin limites de los recursos
naturales del tercer mundo y a quienes engorda mientras sus poblaciones locales
se mueren de hambre.
En ámbitos económicos
globales, otra cuestión bien sencilla es ¿por qué no ponemos freno a los paraísos
fiscales?, de ese modo limitaríamos el blanqueo de capitales, el tráfico de
armas, drogas y la trata humana.
No es con el
olvido como abordaremos los problemas actuales sino con la memoria, el reparto
de riqueza y la solidaridad.
La sociedad en
su conjunto y en especial las instituciones más sensibles, los intelectuales
comprometidos, los artistas, las universidades deben caminar hacia un mundo más
justo y equilibrado, pedirle a la ONU que represente realmente a sus pueblos no
a los intereses de una élite gobernante, exigir que el Banco Mundial, el FMI o
la OMC no condenen a la ruina a millones de personas para equilibrar déficits previamente
desequilibrados.
Los inmigrantes
subsaharianos vienen y seguirán viniendo a nuestras costas porque nosotros hemos
incumplido la promesa de ayudarles en sus propios países y en cambio seguimos empobreciéndoles.
Los desafíos de
este siglo serán cada vez más el agua, la energía, la nutrición y la salud y
abordarlos también es una tarea global.
Sabemos que las
corporaciones multinacionales adolecen de una codicia sin límites y si no tienen
bozal, alguien debería ponérselo.
Urge una
revolución pacífica, global de la sociedad civil, de militantes en pie de paz,
infatigables en la resistencia a favor de una autentica democracia no de este
simulacro al que asistimos obligados.
Félix Menkar,
noviembre 2006
Nota.- un texto mio del cuaderno "Mecanismos para el diálogo" recuperado y creo aun vigente.
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