Javier
Cercas en ‘Soldados de Salamina’ relata uno de tantos
episodios dramáticos que
sufrieron esos desheredados.
Argeles sur le mer,
prefectura del Languedoc,
región del Rosellón francés,
primavera del 39,
una playa negra,
latas enterradas entre arenas insalubres,
el frío, la miseria y exiliados
españoles de ojos sin futuro,
enjutos y hambrientos,
perdedores de quimeras,
que se alimentan de ratas
y de sus botas de cuero;
hombres acusados de apoyar la
legalidad republicana;
hombres de base sin otro delito
que su afiliación sindical al
rojo y negro,
como mi padre;
hombres humillados y apresados,
sin entender porqué acatan sin
fisuras
las ordenes de los supuestos
amigos de la libertad;
franceses traidores y mezquinos
que les tratan con desprecio,
como a perros,
a ellos, a los derrotados,
a los exiliados de la Republica
Española.
Argeles sur le mer,
--a escasos siete kilómetros de
Colliure
donde encontró meses antes la
muerte Machado--,
campo de humedad e ignominia
en la playa del abandono,
aparente refugio del miedo
para los que salieron huyendo
desde Barcelona
ante el implacable avance de los
nacionales,
por la larga, penosa y
controvertida ruta de los Pirineos,
de incesantes columnas de
fugitivos
acosados por la guardia civil;
y en la frontera, el
recibimiento de los franceses
en los campos de concentración.
Ante los gabachos,
ciegos de desidia y de recursos,
esos hombres maltrechos,
desesperados y valientes,
con bicicletas robadas escapan
hacia Alsacia
buscando trabajo en las fábricas
de hierro y acero.
Tiempos revueltos, Europa
convulsa.
En plena línea Maginot les
escupió de nuevo
la Guerra en su cara,
y se repite la huida del terror,
hambre y miseria,
por los países de hielo y
sangre.
Una década de su vida
arrastró mi padre
la infamia y el sufrimiento
por tierras de nadie,
y, al volver a su país,
su nombre continua grabado en
piedra
en las listas negras del
franquismo.
Y es su hermana, una Hija de la Caridad,
la que le libera del yugo
y las cadenas del cuerpo,
que no del alma,
que sobrevivió flotando sobre la
amargura
de una época imposible de
olvidar.
Félix Menkar
Noviembre 2011
(imagen-collage) de Fmk
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