inventa personajes y maneja tramas y contextos
en una ciudad miserable,
en un país de mierda.
Intuye que su periodo vital se precipita
y decide apostar a todo o nada.
Conozco a otro escritor que es
un sentimental, que tensa el alambre
y dice que se juega la vida al escribir,
pero con dos copas de más reconoce
que lo único que le importa es, seguir vivo.
El agua se aprende de la sed
dijo Dickinson, y a escribir del hambre.
Félix Menkar
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