12 de enero de 2008

Condenados a la AFASIA SOCIAL

Un agravio hacia los jóvenes.

En nuestros días, en nuestra sociedad, en este sistema liberal-socialista lleno de tediosos enfrentamientos por las formas y sin apenas contenidos, ni ideas, ni por supuesto educación ser joven es ante todo una condena. Son probablemente el grupo social peor tratado, vigilado y reprimido en lo fundamental: crecer, madurar como personas, como individuos capaces. Desde luego bajo ningún aspecto me gustaría estar en su piel, ni en la celda en la que los hemos recluido; si nosotros, los de la generación del cambio, de la libertad y que salvo contadas excepciones somos –como se dice ahora, los “putos amos”.

Cuando yo era joven soñábamos con cambiar el mundo, teníamos la ilusión por cambiar el sistema, la sociedad; por supuesto no pudo ser, pero había ilusión, experimentos sociales factibles y experiencias enriquecedoras, lucha y resistencia contra lo viejo, lo caduco, lo tradicional ¿Contra quienes deben luchar ahora si no les dejamos asumir responsabilidades reales?, si les tenemos en el paraíso del consumo, internados; en un Auschwitz electrónico, les permitimos que sean compradores compulsivos de cacharros, a cambio les obsequiamos con una semiesclavitud laboral, con libertad tutelada de fin de semana. Ninguna subvención podrá atenuar lo terrible de esta situación, la ausencia de la emancipación necesaria, de asumir responsabilidades, de gozar de cuotas amplias de libertad. Los jóvenes hoy en día son dependientes, les sobreprotegemos y maltratamos infantilmente, les condenamos a la estupidez. Eso si, accedensedación ante la posible e in fácilmente a una amplia oferta sexual y a una inagotable cantidad de sustancias para la evasión y la existente rebeldía propia de la edad. La permuta es sencilla: para ellos la diversión y el sexo a cambio de vivir como esclavos, nada de proyectos, respetabilidad o dignidad hasta muy pasados los treinta, posponer, vivir sin expectativas, sin futuro….

La empatía no vende, el degüello, el escarnio hacia los compañeros, sí

Y así tenemos lo de siempre, un sistema dirigido por adultos corruptos y canallescos, en el que faltaría más, todo va bien.

Félix Menkar.

enero 2008

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