Jasper Johns. Souvenir 2. 1964
"El malestar del arte de hoy radica en su
ubicuidad, en la multitud de rastros que pueblan el horror al vacío que
gobierna cada uno de sus pasos"
Iván de la
Nuez (*)
Decir Arte es hablar de una forma de ser, existir y de
actuar solo posible en los seres humanos, el resto de especies animales (y por
cierto también de una mayoría de personas) se limitan a sobrevivir, comer,
refugiarse y reproducirse.
El arte es una anomalía en los procesos habituales de las
relaciones sociales, es una extraña manera de comunicarse. Aplicando el símil de
los tres círculos concéntricos: la búsqueda hacia el interior, hacia los demás
y hacia el universo percibimos que el escritor, el músico, cineasta, fotógrafo,
poeta, o artista plástico explora el interior de su alma y luego la de los
otros, y más tarde también dentro del alma del mundo, iluminando lo que le
rodea con una linterna frágil y vacilante, dejándose en el esfuerzo los sentidos
e incluso la vida. Y a continuación arroja lo que ha encontrado hacia los
demás, les muestra un camino, un saber superior y lo deposita a sus pies para
que lo puedan disfrutar, apreciar o repudiar, bien sea en mostrando la belleza
o la oscuridad y el pánico, pues todas ellas forman parte del mundo.
El artista trabaja con lo invisible: el aire, la luz, la
oscuridad, el inconsciente, muestra el cielo y el infierno, el misterio, las
palabras cargadas de sentido y los sinsentidos, la perfección y la perversión,
los sueños, esas conexiones profundas y secretas de nuestro cerebro, los nexos
entre lo macro y lo micro.
El Arte se aparta del hambre, de la sed o el frío de lo
material y se dirige al espíritu; el arte trata de su alimento, lo que nutre al
alma, que siempre estará insatisfecha en su infinita avidez.
Félix Menkar, 2012
(*), La
Habana, 1964. Ensayista, crítico de
arte y curator.