24 de noviembre de 2013

La tierra es la negación de lo perfecto

Collage de Renau 


Instrucciones para dibujar versos: un camino es una línea de tiempo, que marca el proceso de convertir el principio en meta.
No hay posición intermedia, evitaremos las casas blindadas sin flores, las moquetas sucias donde se han despedazado las ilusiones, nos cuidaremos de los ventiladores de los comerciantes, de recibir besos pálidos: las mañanas serán dulces en el sufrimiento ajeno.
Aprenderemos a leer en los lados oscuros de la calles, atrás quedó la foto fija del crepúsculo.
Le partiremos la cara al destino en una noche en la que todos los astros sean favorables.
Pese a todo intuimos que nunca pasa nada, por eso aguardamos en el interior de nuestras compensaciones, en nuestro almacén de la memoria, sumergidos en alcohol, ignorando todo el cansancio del mundo, ¿para qué posar si no hay nadie mirando?; el agua huye de la orilla, los arrecifes se han quedado inmóviles, la luz es cruda, ¿cómo no cobijarse ante el temor a lo orgánico?. Aceptaremos la parte de sufrimiento que nos toque.

Dos estaciones confrontadas, otra travesía con el viento que silba, que peina la calma y las voces se secan entre incoherencias: el precio a pagar por los crímenes silenciosos. Estamos tan cansados que no podemos ni gimotear, ¿Qué hacer, afilar los cuchillos que resplandecen en el agua o evaluar lo perdido y unirse a la indiferencia?
Levantaremos nuestras copas al tedio de los cuerpos, suaves y tibios; el calcio no se pudre, las costillas arden. Los juguetes caerán sobre la tierra descompuesta.
Herir con palabras, con los ojos y las manos. Herir, sufrir, doblarse en uno mismo.
Lloremos como perros, con el sentimiento, con los nudos desatados, firmes en la corona del fuego, en la memoria de la piedra; quisiéramos trepar la sierra majestuosa, hacer rodar la rueda del realismo, acunar un martillo manso, o vivir una desgracia admirable, pero nos quedaremos leyendo el abismo de los otros. El reloj, su ritmo, el sonido que produce la medida del tiempo, otra herramienta abominable.
El mundo entero hiede excepto la mierda, que abundante le da perspectiva a lo visible.
Agradeceremos los latidos de un corazón desnudo (hay mujeres escépticas para esos cometidos, dignas, sin ley, sus ciclos consumados), lo original siempre estará a salvo, solo los borrachos dicen lo que todos pensamos.

Enredarse entre dudas es un buen comienzo, o quizás bajo una mesa y los dedos manchados de grasa, aparecer cuando nadie nos espera, dejar de lado a los cuerpos que avivan la sangre… ¿Cuánto costará el paraíso?. El fracaso nunca ha tenido buen sabor, es desamparo o exilio, la supervivencia bajo un cielo plomizo y el alumbrar bocas pequeñas, hijas de la lluvia, una constelación entera arrojada por el útero de los sueños, la muerte y el fuego, los árboles que algún día serán barcos.

Crecer es extraviarse, el mar es un ovillo de profetas que claman el mal de la existencia, la tibieza como ingrata integridad, estéril. El nuestro es un país rojo, de hierro y plomo, expiramos hilos de humo por aquellos tiempos pasados y tanto esfuerzo en vano. Iremos a sumergirnos en las provincias del arroz en la cintura de los días.
Arderán los bosques convertidos en chimeneas; las pequeñas muertes no serán televisadas y todo estará por hacer una vez más.

Ante lo realmente bello jamás hagamos cuentas, lo último sería escarbar entre la esperanza, soluciones a la locura; mejor huir despavoridos, coleccionar espuma blanca o tristes botellas surgidas del frio, y que haremos sino respirar la bilis de los nuestros bajo faros secretos, batirnos en noches heroicas y sufrir la amarga cosecha bajo la lluvia; intentaremos extirpar el mal con los ojos del tiempo o huir de la mediocridad, profanar las letras, las imágenes instituidas.
Amarraremos lo que más apreciamos protegiéndolo de la barbarie para llegar a la convicción de que la tierra, una vez más ES la negación de lo perfecto.

Félix Menkar -    feb.2012

18 de noviembre de 2013

La gran mentira acerca de los agrocombustibles


Los agrocombustibles, tan de actualidad en nuestros días, por las subidas del precio de los carburantes y como solución para los problemas de salud y contaminación y la escasez de recursos según alega una parte de la industria del ramo no deja de ser una gran estafa, pues alteran al alza de forma considerable los mercados mundiales de alimentos, requieren grandes recursos de agua y ocasionan que los terrenos dedicados a la producción de alimentos se transformen en factorías agrícolas para alimento de vehículos.
Que tenemos: una subida brutal de precios de los alimentos básicos, hambre en muchos países en vías de desarrollo, subvenciones para la producción masiva de agrocombustibles que solo son útiles en una pequeña parte  como complemento a los combustibles fósiles. Al parecer estudios más actuales están re-diseñando una segunda fase en la que para el uso energético en vez de maíz, soja, caña de azúcar, semillas etc. se utilicen algas o productos que no sean consumidos por las personas o su ganado; muchos nos preguntamos ¿y porqué no se empezó por utilizar como agrocombustibles ese tipo de cultivos en vez de los usados hasta ahora?, la respuesta tiene que ver con decisiones políticas, con aplicar soluciones lógicas a problemáticas reales, con que los que toman ese tipo de decisiones tienen los pies y las manos atados por grupos de presión y multinacionales; en fin, seguimos estando secuestrados por los poderes fácticos y las corporaciones de siempre y nuestros políticos como siempre a remolque. De momento toda esta supuesta revolución de los agrocombustibles nos ha hecho ver que no todas las alternativas son “limpias”, tanto en producción de energía como en el reemplazo de los combustibles fósiles por otro tipo de productos; ni son más limpias, ni más económicas e incluso medioambientalmente son igual de dañinas. Dos kilos y medio de maíz para llenar el 5% del depósito de un coche, o sea “comida para coches” no es una alternativa sostenible.


Fmk, abril 2008

mas info:

14 de noviembre de 2013

Que los ríos no sean lamento de los bosques

Hoy en día abunda el pesimismo,
todo es crisis y apocalipsis de los mercados.
No pienso aventurar como acabará todo esto,
más bien lo contrario: preferiría imaginar
un camino diferente, un posible recomenzar.
Y ocurrirá si unimos las fuerzas,
los recursos físicos y espirituales.
Debemos apostar siempre por un mundo nuevo,
como lo hace el día tras la noche.
Empezaremos bien si nuestros cerebros,
nuestros corazones encuentran una sintonía,
algunos motivos para desechar temores,
egoísmos y repudiar los chantajes emocionales
y tantas desalmadas maniobras mercantiles.
En griego, persona significa máscara,
quitémonos la máscara, seamos humanos
y tendremos una oportunidad.

Félix Menkar


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