23 de diciembre de 2013

J.G. Ballard, un visionario apocalíptico


 J.G. Ballard murió hace un par de años, era un escritor de ciencia ficción muy conocido por sus distopias (*) sociales; he sido lector de algunos de sus libros que me producían una fuerte sensación amarga de vértigo, en ellos –a diferencia de otros autores de SF—no hay esa visión romántica o idealista de un futuro más o menos exótico sino una descripción sin concesiones de los espacios interiores, oscuros espacios y patios traseros de las sociedades opulentas: Al igual que el poeta Paul Celan, J.G.Ballard expresa el sentimiento existencial de lo absurdo de la vida moderna y la imposibilidad de la comunicación. La descripción de los personajes o de los paisajes en Crash, El Mundo Sumergido o La Exhibición de Atrocidades no deja mucho lugar al optimismo. En  un artículo suyo (1) nos desvela en lo que cree:

“Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, liberar la verdad que hay en nosotros, alejar la noche, trascender la muerte, encantar las autopistas, congraciarnos con los pájaros y asegurarnos los secretos de los locos”.

                           
Ballard relata un mundo a caballo entre el siglo XX y el XXI donde la gente intenta sobrevivir en no-lugares como centros comerciales, ciudades de vacaciones, aeropuertos, autopistas o zonas residenciales cada vez más autoprotegidas, unos habitantes cada vez más nihilistas e incomunicados, donde la única salida sería la violencia.

Es una visión dura, aguda, extensa y profunda de la complejidad de nuestro mundo, un análisis deformado, clínico y desasosegante en una unidad oblicua.

El futuro ya no existe, nos hemos quedado sin utopías, en un mundo que se desmorona, con el devenir presente e inamovible de la resignación y la incapacidad de comprender que es lo que nos está pasando.

Félix Menkar, abril 2011

(*) Una distopía o antiutopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma

(1). “Ballard: una autopsia del futuro interior” para Artefacto nº 4, 2001.- http://www.revista-artefacto.com.ar/pdf_notas/99.pdf

11 de diciembre de 2013

Planeta-basura

Al parecer somos un país bastante rico,
dicen que el nivel de riqueza
se mide por la basura que arrojamos,
dos kilos y medio por habitante y día
y no admitimos en nuestro selecto club
a otros países que no lleguen a ese cupo.

Pero hemos encontrado una solución
y de paso fomentaremos el desarrollo
de esos países necesitados:

¡ les venderemos nuestra basura !
así el mundo será mas sostenible y equilibrado,
este método, sin duda tiene sus ventajas,
es barato y limpio:
¡ la mierda que la gestionen los pobres !
que nosotros ya hacemos bastante produciéndola.

Además es conveniente para nuestra economía
y no hablemos de la estética de los paisajes:
¡ las plantas de reciclaje son caras y feas ¡,
es mejor exportar la basura,
generar puestos de trabajo en el tercer mundo
y de paso las autoridades locales
y las mafias sin escrúpulos
pueden cambiar basura x armas.
Vamos, la perfección para los tecnócratas,
¿vivimos o no en un mundo feliz?

Félix Menkar

7 de diciembre de 2013

Dos textos para el cuaderno "Mecanismos para el diálogo"


La violencia en las sociedades actuales

Una posible teoría para explicar la violencia en la sociedad actual sería la de Erich Fromm, psicólogo alemán y discípulo de Freud.
Fromm habló de la neurosis de la moderna sociedad industrial y de las alternativas a la vida emocional y espiritual tan insatisfactorias que padecen los ciudadanos de esa sociedad. Fromm cree en la necesidad y también en la posibilidad racional de que ocurran cambios en el comportamiento humano. Según él, los seres humanos no son intrínsecamente agresivos ni competitivos, egoístas o belicosos. Si actúan de esa manera en la experiencia cotidiana es porque el sistema económico dominante, el capitalismo valora positivamente esas características. La acumulación capitalista requiere una actitud de vigilancia agresiva y competitiva que obliga a las personas a ser desconfiadas, a tratar a sus familias como una propiedad explotable y en general a confundir todos los valores humanos con valores de mercado.
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Sobre la televisión

En nuestras sociedades el papel de los medios de comunicación como mediadores entre sociedad civil y el poder desaparece dinamitado por una televisión que ni informa ni educa a la llamada opinión pública sino que la convierte en protagonista. Sin referente alguno, la opinión publica regresa a sus más primitivas intuiciones, al cçodigo de la ‘tablilla de Hammurabi’ o a la ley del Talión.
En su análisis de los “media” y en particular refiriéndose a la televisión Francisco Ayala dijo “que observaba en ella una confusa perversión, una ceremonia dedicada a aventurar las más bajas pasiones mentales de los telespectadores. Una televisión-espectáculo, enloquecida por las capturas de audiencia”, esto lo sabemos muy bien y nos repugna, y es un fenómeno que trasciende los conceptos de cadenas privadas o televisión públicas, ambas emiten demasiada basura y muy poco servicio público, reportajes de investigación o noticias de interés mostradas como lo que son, desprovistas del cariz ideológico o de descaradas maniobras manipuladoras hacia los espectadores.
Jurgen Habermas en su tesis explicaba que la presencia de una cámara bastaba para multiplicar la violencia.

Desde el 2005 hasta ahora voy llenando de reflexiones, apuntes y bosquejos este cuaderno que he llamado "Mecanismos para el diálogo"



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