28 de mayo de 2014
25 de mayo de 2014
Entre todos construimos el templo
Ante todo hago
constar que soy ateo (cámbiese pues ‘el templo’ por otro símbolo similar).
Unos lo teorizan, formulan, diseñan. Otros lo
apoyamos, consentimos o vivimos dentro, junto, contra o en la periferia pero
dependemos de él. Muchos son las víctimas, los mansos, los que se buscan la
vida chapoteando en él, otros, pocos son dinamiteros, de uno u otro extremo. Una
mayoría son inanes, desmotivados y asqueados que siguen impávidos dejando que “ellos”
les tutelen con su prepotencia de dueños de las ideas y de las cosas. Este ejército
de inanes está socavando los cimientos del templo para alegría de los señores
que alientan y sufragan la inacción; ellos no lo saben pero esa es la
estrategia de los amos, de los poderes fácticos de siempre.
De eso
se trata de Amos y Títeres, esa es la fabula.
Al sistema, templo o estado del bienestar o
malestar (depende) difícilmente le vemos la cara, pero existe; no nos gusta,
está claro, porque a nadie le gustan las normas, decirle lo que tiene o no que
hacer, pero de alguna forma todos admitimos que tiene que existir cierta
estructura, carril o guía de conducta e interrelación de intereses, algún vehículo
civilizador para nuestros impulsos irrefrenables, egocéntricos y a veces
salvajes.
Si como dijeron Marx y otros --hace tiempo— estuviéramos
educados, equilibrados emocionalmente y con la riqueza distribuida y las
injusticias mitigadas, si la solidaridad prevaleciese y fuera algo natural la
cooperación en vez de la competitividad posiblemente podríamos desmantelar el
templo, o el estado/sistema normalizador/represor; pero de momento seguimos igual
y nadie quiere hacer(se) ni ser responsable de sus actos, sean propios o ajenos;
en el fondo nadie realmente quiere cambiar casi nada, aun nos compensa.
Puedo entender y de hecho entiendo a los
llamados “antisistema”, desencantados y hartos de tanta mierda que fabricamos y
atesoramos y no conduce a ningún sitio preciso, pero calificarse de “anti” y
luego perder el culo por los subsidios, ayudas, subvenciones etc. resulta igual
de incoherente y falso que esa otra ley del más fuerte de los corruptos y sus
abusos, querer ser más listillos y aprovecharse de los honrados y éticos que
son pocos. Si realmente lo que desean es ser “anti” ni deben vivir de, ni pagar
a, ni consumir esto y aquello, sino vivir autónomos, fuera del, no en sus márgenes
o de la caridad de unos y otros. Ellos también son sistema aunque vivan de las
migajas y también tienen voz, no pueden renunciar a elegir, a participar, a
promover…no se pueden alzar de hombros diciendo cosas como que la política no
les concierne; todo es política, hasta la calidad del aire que respiramos.
Porque haya políticos corruptos no vamos a
acabar con la democracia representativa, sacaremos a las manzanas podridas e
intentaremos construir otro sistema más humano, menos depredador. Porque haya
hombres y mujeres que son monstruos no vamos a acabar con toda la humanidad,
intentaremos educar, averiguar qué es lo que pasa, seguir viviendo mejor y lo más
en paz posible dentro de las contradicciones propias de la condición humana.
El odio y el miedo son las armas que usan los
amos, ellos desean que seamos ignorantes, que estemos asustados, que no
alberguemos otro futuro sino consentir sus privilegios, que digamos solo AMéN.
Y debemos rebelarnos contra ello, participar no como ganado sino como seres
humanos.
Félix
Menkar, 25 mayo 2014
24 de mayo de 2014
El Viento Eléctrico. Poemario
Estoy acabando de perfilar, pulir, estrujar y acunar otro poemario: EL VIENTO ELÉCTRICO
Se trata de un poemario astillado, que habla del movimiento, el conocimiento y los laberintos mentales, versos repelidos por las puntas y convertidos en un Viento Eléctrico.
Son 69 poemas , el numero 27 es este.....
Fmk
Se trata de un poemario astillado, que habla del movimiento, el conocimiento y los laberintos mentales, versos repelidos por las puntas y convertidos en un Viento Eléctrico.
Son 69 poemas , el numero 27 es este.....
Fmk
CANSANCIO
Ser dianas,
resistencias,
sueños mojados de lluvia.
Estar re-hartos y examinar(nos)
en la rabia,
tras la tristeza la furia.
Tras la amargura, ¿es preciso que
tiemble la alegría?
Levantar una coartada, apuntalar
esa forma de hacer las cosas,
la que hemos heredado,
la que nos han mostrado
aquellos que quieren cegar
ventanas,
tabicar muros, fabricar barbaries,
ahogar el grito.
Cansancio.
Tu blanco, el mío.
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