14 de septiembre de 2008

Lucila sericata

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Lucila sericata
No es el nombre de una mujer italiana
ni canta opera, ni es un vino de cata.
Es una larva que se alimenta de tejido muerto,
heridas gangrenadas, llagas infectadas.
Un bichito que los científicos americanos
tan eficientes ellos, aplican
en forma de apósito
a las heridas mas rebeldes
a las quemaduras que no sanan.
Además, dicen, reduce los costes sanitarios
lo cual ya sabemos, favorece a todos
en especial a sus gestores,
a los consejeros y ministros del ramo.
Esta pequeña larva de mosca, además de útil
en su labor devoradora,
tiene un gran poder bactericida y estimula
el crecimiento celular.
El tratamiento es muy sencillo:
se aplica en un envoltorio en forma de red
así permanece en contacto con
la herida y se impide a las larvas entrar en ella,
de paso, se evita
que las buenas gentes se asusten
ante la visión de los bichitos vivitos y coleando.
Después, a los cinco días se arrojan las larvas a la basura,
no sea que se conviertan en moscas y echen a volar.
Y luego decimos que no somos los reyes de la creación.
Félix Menkar
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