31 de mayo de 2016

ORILLAS...poema en prosa

                                                                                                                     ABC gatos.Fmk,2016

Poseíamos un confín de colores y el frío insondable de la precariedad. Lo anterior era un tiempo impersonal, un baile de cuerpos encendidos. Un fuego para derretir las extravagancias y la culpa que siempre aguarda en la orilla; exploramos por tanto la perdida de la inocencia.


Las carencias no eran importantes, lo es la actitud. Las palabras dichas desaparecen --eso se sabe-- se balancean en el aire y caen, después llegará la calma. ¿Y qué hay tras los decorados animados de la vida?, ¿disponer quizás de algún que otro momento de libertad, dictar alegrías y tristezas, arrancar certezas y ampliar caminos?, o esperar --tan solo—a no romper nada...

Escribimos pues, a veces a tiempo completo y otras veces nos quedamos mudos y no es por no decir, es porque está casi todo dicho.


Un margen no es un lugar para esconderse, quizás un desplazamiento lateral, pero no hay gestos adecuados, nada de juegos, nos sobra inteligencia y faltan ganas, solo estamos esperando que alguien nos dicte las soluciones. Se han traspapelado los colores. Hemos perdido la ilusión y los sueños, ya no jugaremos a sentir la intemperie; hemos olvidado cómo hacerlo y claro que recordamos los sueños, tenemos cicatrices (se echa de menos esa substancia, y la sombra propia de los sueños. Pero ahí están los miedos, ¿a qué? a confundir(nos), a desesperar de la poesía y de la belleza en el vértigo de la insensibilidad, en el desvanecimiento, en la ciénaga del olvido?

Tener miedo a caer y no volver a remontar el vuelo. Una vida se apaga con el paso del tiempo, por el cansancio de tenerla que hacer cada día de nuevo.



Félix Menkar, dic. 2015
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