4 de junio de 2011

A propósito de propuestas y acciones

No son días de voluntarismo gratuito, de proponer “iniciativas suicidas”, respaldadas tan solo por algunos despistados, engañados o manipulados.
La poesía, el arte no se merecen “una vez más” esos varapalos, esas estrategias de la confusión tan de nuestros tiempos, esos supuestos malentendidos que no lo son. sino desvirtuaciones chabacanas, subjetivas, cutres y de mediopelo,
Quizás sea un mal de nuestra época, tan propio de unos cuantos intrusos arribistas y oportunistas, --pescadores en ríos revueltos--, que aprovechan los impulsos espontáneos, el interés real que subyace, para sus propios fines, que desbrozan como jabalíes el trabajo de zapa y cultivo desarrollado durante tanto tiempo por otros más autocríticos y menos sospechosos.
No todo vale, ni valen todos y menos aun si se tiende a confundir. –o enredar a los que se asoman curiosos—, no se puede liderar, o promover algo si no se saben hacer medianamente bien las cosas, conocer la diferencia que existe entre los sueños, las expectativas –la forma de ver llena la botella— y la perspectiva, la realidad de los hechos, de las condiciones reales. Es un sinsentido organizar esas iniciativas alocadas, sin fundamento, esperando que aparezca la buena voluntad de los implicados, su dinero o su aportación desinteresada –casi nunca lo es, porque nos guste o no, en esta sociedad las cosas valen y cuestan--, no es de recibo el montaje de eventos, actos, recitales gratuitos, sin presupuesto ni condiciones adecuadas, ni diseño, ni nada de nada, solo improvisación revisada continuamente que acaba inevitablemente en malentendidos y conflictos, todo esto tiene nombres: manipulación, búsqueda de prestigio o hacerse un hueco miserable entre ese incierto poder mediático alternativo.
Quienes no están capacitados para ejercer de gestores, para coordinar, para llevar a buen fin la realización de un proyecto, con los recursos, las personas y los tiempos necesarios para que este fragüe, quienes se aprovechan de las ideas o propuestas creativas de los colegas en su propio beneficio, no son más que vulgares apropiacionistas del espíritu del arte y la poesía, son boicoteadores de la esencia y enemigos en el fondo de ellos, haciendo además un daño irreparable pues los posibles interesados y curiosos, al darse cuenta del “bluf” y de las entretelas cenagosas del asunto, huyen despavoridos. Están hechos de la misma carne oportunista, de esa sangre corrupta que tanto denunciamos.
¿Por qué no se dedican, esos aprendices de brujos a embarrar otras áreas sociales, mediáticas o culturales más suculentas y dejan en paz lo que nos alienta y amamos?.

Félix Menkar
Valencia, 4 de junio de 2011

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