21 de abril de 2007

El inquisidor, la caza de brujas y la basura virtual.

Los que me conocen, saben de mi debilidad por la tecnología y en especial las computadoras e internet, pero también reconocen mi perversión por buscar los mensajes ocultos en las palabras, las medio verdades o los tres pies del gato.
Casi todos nos acordamos de aquella cita de Marx que decía que “la religión es el opio del pueblo”, pues bien, en mi opinión hoy en día, además de la losa de las creencias impuestas a la ciudadanía, hasta el menos dotado intelectualmente percibe que una de las herramientas preferidas por la tecnocracia ---especial-mente en los países mas ultraliberales como EEUU— es el uso y abuso de la alta tecnología, la chatarra virtual sobre todo imágenes aplicadas al entretenimiento, la cultura e incluso la información creando una realidad sintética y simulada. Algunos –los mas jóvenes quizás--, pensaran que exagero, que es un tópico, o prejuicios de los que nos hemos educado y pertenecemos a generaciones pre-tecnológicas. En mi defensa alegaré que bienvenido sea el tecnoprogreso, pero desde luego sin perder de vista que los fines deben justificar a los medios y que su uso debe hacernos más libres no mas idiotas. En está vorágine, los técnicos y asesores gubernamentales han dado una vuelta mas de tuerca, un gran paso en la manejo de las masas, pasando de la manipulación o los efectos especiales a la simulación pura y dura; a la creación virtual de una especie de verdad para ser consumida por una sociedad civil sin criterio, ni tiempo ni ganas de pensar o debatir.
Así pues y ya que en este mundo globalizado nuestro aun no reinan del todo las máquinas y continua poblado de personas, seres aparentemente humanos; valoremos en su justa medida a gente como Clooney, Spielberg, Auster y tantos otros que con sus gestos valientes de crítica y acción están plantando cara a un sistema podrido y claramente reaccionario. Hay que volver a reivindicar una vez más las figuras como Murrow de la CBS, o de H. Biberman el de la impagable película “La sal de la tierra” que se opusieron con fuerza a la caza de brujas de los Mc. Carthy de antes y de siempre. Es preciso saber elegir a quien apoyar, a los represaliados o al inquisidor.
Félix Menkar
11 marzo 2006

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