31 de marzo de 2011

Disidencia y nihilismo



Con el paso del tiempo se me acentúa una tendencia soslayada hace ya lustros, la línea ya traspasada, el límite de lo correcto ultrajado, ese desarraigo, marca y color de graves desacuerdos con los otros. Me considero aislacionista, es un don; lo social nutre pero ablanda.

No soporto al animal humano, en especial a los que conforman mascaras barrocas, mecanismos decadentes y engreídos para ocultar tras sus mentiras la propia inmundicia, no puedo aguantar la pedantería ni esa dignidad afectada. Detesto el adoctrinamiento, el ejercicio de la fe, y la manipulación de los ingenuos.

Si, a través de siglos hemos conformado una cultura, donde coexisten por igual la música y el arte con las armas, los genocidios o la esclavitud laboral; pero de ninguna manera podemos hablar de civilización, de progreso. No habrá evolución mientras nosotros, el conjunto de presuntos seres humanos no hagamos, no tengamos una predisposición global, una intencionalidad, un esfuerzo real, por terminar con las innumerables situaciones de ignominia y aberración, de guerras e injusticias que devienen a lo largo de la faz de la tierra y delante incluso de nuestras propias narices, a cada instante, en cada lugar, incluso en el paraíso.

Ignoro el motivo por el que estoy aquí, pero sin duda alguno me lo planteo, al ser agnóstico no puedo mantener durante mucho tiempo la ilusión de creer, a veces quisiera verle el sentido, las razones para el mantenimiento de todo este circo inmenso, imaginar quien sabe, que tenemos una misión; es desde luego una vía consoladora, pero el desamparo renovado, la asquerosa lucidez, la disidencia y el inconformismo, el aguijón de la búsqueda infatigable me lo impiden. El nihilismo tampoco es salida pero si explicación.

Entreabrir los ojos, solo un poquito, respirar, iniciar un movimiento y todo parece perfecto, pero al entrar en la dinámica, el diario discurrir aparece la nausea con toda su crudeza, la realidad soez.. ¿Hacia donde dirigir los pasos?

Denuncia, activismo siempre, acción aunque reine la incertidumbre, cualquier batalla necesaria contra el sistema, contra uno mismo incluso, contra el poder serán fructíferas, recordad no se trata de cambiar las cosas para que todo siga igual, no de sobrellevar una miserable y democrática vida de mínimos sino de aspirar a lo máximo: las extraordinarias potencialidades inherentes en los seres humanos.

Félix Menkar

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