Cuando se resquebrajan los sistemas y los valores que de una
manera u otra defendíamos, apuntalábamos o criticábamos es una buena época para
pensar, para plantearse cosas, por otra parte también deberíamos estar muy
alerta acerca de las salidas radicales, reaccionarias o que planteen ilusiones
o espejismos utópicos, esas recetas milagrosas que si no se sostienen pueden
acarrear una debacle mayor.
Una de las últimas expresiones más extravagantes y a la vez
más real la ha protagonizado el líder católico Benedicto XVI al decir que “el
dinero no es nada”, la economía es una gran mentira dicen muchos y es cierto ya
no se basa en nada tangible, todo son proyecciones y especulaciones acerca de
posibles futuros que para que ocurran deben imaginarse y crearse siempre en
contra de las personas, la naturaleza y el sentido común. Pero ¿alguien se
imagina hoy el mundo sin dinero?, ¿podemos volver atrás, al trueque? Sería más
sensato repartir los recursos de todo tipo entre todos (aunque sea por egoísmo,
eso demostraría inteligencia en vez de estupidez como en la actualidad) y
buscar sistemas de equilibrio, de progreso sostenible.
Quizás si que necesitamos una crisis, pero una bien grande,
la gran crisis, para pensar y replantearnos todo y reconstruir este tremendo
disparate que hemos edificado entre todos.
FMk, 11 octubre 2008
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