¿Qué estáis esperando, mentes vacías
cáscaras, huesos?…¿los despojos de los amos?¿Acaso puedo partirme la cara por vosotros,
sacaros de la atonía, de esa escala de grises
de la desidia, de los rituales consensuados de lo correcto?
¿Por qué tengo que aceptar vuestras
sucias estrategias de mercaderes fenicios?,
¿Por qué debo tolerar los derechos, presuntos derechos,
los privilegios de los que gozáis?.
Usurpadores del aliento de los iluminados,
caudillos modernos en vuestras posiciones,
indignas, criminales, obscenas, en vuestras fortalezas de arena.
¿Debo arrancar las paginas, sacudir el polvo
de libros mil veces leídos y no entendidos?
Oh malditos, ¿Cómo actuar contra los paralíticos?
¿No oís el estruendo del silencio,
de la pasividad de millones?,
¿No sentís el miedo que corta como chuchillo,
que nos impide romper las cadenas,
regalar abrazos, soltar las lenguas, desatar las caricias?.
¿Tiene sentido revivir a los espantapájaros?
No podemos reclamar acción si permanecemos pasivos,
abatidos, como cadáveres que asisten a la tragedia,
al derrumbe, manejados como estúpidas marionetas.
No es suficiente ser el público de un espectáculo,
asistentes que se limitan a oír, a cabecear,
a aplaudir y renuncian a ser actores del fuego,
para continuar tras el intervalo poético
con sus mascaradas y simulacros, lejos de los espacios
donde se libra nuestro destino común sin los papeles numerados.
¿Os atrevéis solo a mirar, sin ser vistos?,
¿Escupir sin abrir la boca?,
¿Hablar sin pensar en las palabras pronunciadas?,
¿Actuar sin reflexionar, como imprudentes y mezquinos,
mimada morralla humana, que sois?,
Privilegiados ciudadanos del primer mundo,
que habéis llegado hasta aquí sin mucho esfuerzo.
¿Para que seguir con la contienda, si decís que ya está todo perdido?
Félix Menkar
19 julio 2009
Del poemario "Ofensa y dentelladas"
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