Nos
interesa la poesía, pero no la vemos solamente como versos sobre el papel o la
pantalla; la poética al fin y al cabo siempre ha sido algo más que ensuciar lo
blanco.
Estamos
con el arte, pero no con aquel expuesto en los frigoríficos de los museos,
tampoco nos gusta el arte comercial, el de los mercaderes, las galerías o los
centros culturales; nos gusta el arte que sea discurso de la experiencia humana,
expuesto en las calles o en espacios públicos heterodoxos; el arte estuvo, vive
y debería ser dinámico, una creación latente.
Soportamos
la existencia de las llamadas Ciencias Sociales, el pensamiento académico y
otras gaitas dedicadas a escudriñar los comportamientos humanos, pero no admitimos la
endogamia ni el endiosamiento de los mal-llamados expertos. La sociología serviría
para entablar modos y modas o diálogos y maneras actuales. La filosofía para
aproximarnos a planteamientos reflexivos fundamentales, para orientar nuestras
contradicciones. La psicología podría neuro-atravesar las motivaciones humanas y todas ellas juntas entendiéndose en una matriz
interconectada.
Estamos
por la interdisciplinariedad de las artes y de las técnicas; estamos por derribar
los muros de los compartimentos estancos. El creador, o sea el ser humano con inquietudes
y motivaciones creativas puede tener ciertas habilidades, estudios y aptitudes, pero lo importante no es la especialización ni la restricción en una única disciplina o en un marco concreto, debe intentar ir más allá, desplazarse con una in-cierta mirada
intermedia, aprender a desarrollar actitudes para expresar, compartir y
comunicar sus logros o realizaciones donde, cuando y como sepa o pueda,
planteando quiebros y rupturas.
El objetivo final debería situarse cerca de los
planteamientos formulados por las primeras vanguardias cuando aventuraron esas teorías llamadas “en la búsqueda del arte
total”.
Félix Menkar y Colectivo Cuadernautas
(sean estos los que sean)
2010
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